Las características de nuestro calzado van más allá de lo puramente estético, por lo que siempre conviene saber las propiedades del calzado que compramos. Evidentemente, si sabemos que tenemos alguna enfermedad de la circulación o que nuestros pies son proclives a patologías como los sabañones, callos o uñas encarnadas, hay pequeñas decisiones que podemos tomar a la hora de elegir zapatos para mejorar nuestra calidad de vida.

En español, decimos que una persona “se viste por los pies” cuando muestra seguridad, resolución y calma. Aunque a grandes rasgos no es más que una expresión, puede que tenga más parte de verdad de la que creemos. Nuestros pies nos llevan a todos sitios, andando o en coche, son lo primero que sacamos de la cama y son los que más sufren las inclemencias del tiempo. No pensamos en los pies, como no pensamos en la mayoría del cuerpo cuando no nos duele o notamos molestias. Para evitar llegar a ese punto, hoy hablaremos de los errores a la hora de comprar calzado.

Errores a la hora de comprar calzado: la forma

Un zapato parece bastante sencillo: rodea nuestro pie y lo aísla, lo separa del suelo y se agarra a nuestros talones. Pero un zapato hace muchas más cosas, un buen calzado ayuda muchísimo a la biomecánica del pie, es decir, a los movimientos que realizamos al andar o hacer deporte. Una buena suela mejora la pisada, redistribuyendo el peso de nuestro cuerpo por toda la planta del pie y aportando comodidad. También puede ayudar al “despegue”, que es el momento en el que levantamos el pie del suelo para dar un paso, mediante pequeñas estructuras como el cambrillón. El cambrillón es un elemento que se coloca normalmente dentro de la suela, con la intención de dar rigidez al zapato y que, cuando el pie se impulsa desde el suelo, hace un efecto palanca, por lo que el pie se cansa menos y el movimiento es más correcto.

Puedes elegir tu calzado siguiendo estándares puramente estéticos, por supuesto, pero hay una razón por la que los zapatos de vestir, los deportivos o las zapatillas casuales tienen formas ligeramente distintas. Uno de los más típicos errores a la hora de comprar calzado es infravalorar cómo y para qué está diseñado un zapato. Cuando se tiene una condición médica que afecta a los pies, es imprescindible utilizar un calzado especializado adecuado a la patología. De lo contrario, el problema empeorará.